Si hay algún sitio en la ciudad de Barcelona que nos haga desconectar completamente de la vorágine del día a día es, sin duda, La Caseta del Migdia. Un lugar secreto escondido en la montaña de Montjuïc donde puedes disfrutar de unas vistas privilegiadas y encontrar la paz mientras tomas algo en buena compañía.
Este oasis rodeado de verde era una antigua torre de Telefónica abandonada a la que un buen día un joven emprendedor barcelonés decidió darle un nuevo uso. Así, después de negociar durante varios meses con el Ayuntamiento, Marc, su propietario, consiguió los permisos para montar un bar con vistas al mar con el objetivo de reactivar este lado de la montaña.
Una de las claves de su éxito, además de su excepcional ubicación, es el ambiente que se respira, pues gracias a la música en directo, la cocina de carne a la brasa y los rayos de sol uno se siente cerca del paraíso.
El local consiste en una pequeña edificación de ladrillo donde se ubica la barra, el almacén y los aseos y dos zonas de terraza abiertas al bosque con sombrillas sillas y mesas de madera donde tomar una Moritz o un refresco. Y si vas con hambre, no te preocupes, preparan unos platos de pollo con morcilla y ensalada que son para chuparse los dedos.
Aprovecha los mediodías de sol de este invierno y acércate a La Caseta del Migdia un fin de semana a disfrutar de la naturaleza y el ocio.